Literatura Antigua: David y Goliat.

En este artículo, abarcaremos y profundizaremos las peculiaridades sobre la batalla de David y Goliat, y por último, analizaremos su veracidad.

Según la Biblia, Goliat, el mejor guerrero de los filisteos y el más poderoso, desafió a los israelitas diciendo: "Hoy he escarnecido a las filas de Israel. Dadme un hombre, y lucharemos los dos" (Libro I de los Reyes, 17:13). Al oír las palabras del filisteo, todo Israel quedó consternado y sobrecogido de grandes miedos. De entre todo el ejército israelita, solo un hombre tuvo el valor de hacerle frente, este era un joven pastor que se hacía llamar David, que sin armadura ni espada, pero con una honda y una piedra, derribó al gigante Goliat, mediante un impacto, de esta, en su frente.

Para empezar, ya es extraña la aparición de un gigante, cuya estatura era de "seis codos y un palmo", lo cual equivale a 3, 27 m de altura, unos números exageradamente altos, teniendo en cuenta que el hombre más alto del mundo: Robert Wadlow, medía 2,72 m, y murió con 22 años. Aunque según los arqueólogos que, supuestamente, encontraron el cadáver del gigante caído, era, más bien, un hombre alto para su época, pero con unas piernas enormes, en comparación con el resto de su cuerpo.

¿Son estos 327 cm?

Por otro lado, está la cuestión de la eficacia de la honda (instrumento empleado por pastores para ahuyentar a los animales del ganado) de David frente a su gigante adversario, siendo un simple paño de tela, amarrado a dos cuerdas, sujetando una piedra. ¿De verdad podía algo así matar a un guerrero tan fuerte y temido como decía ser Goliat?

Sin embargo, en mi contra, cabe señalar que David tuviese la batalla ganada desde el principio, pues su arma era de largo alcance, mientras que la de Goliat se centraba en el cuerpo a cuerpo, añadiendo que la agilidad no era la mejor cualidad de Goliat, siendo considerada la idea de que era necesario que otro filisteo sujetase su escudo para poder moverse más ágilmente.

Estatua de David (Bernini, Villa Borghese).

En conclusión, todos sabemos lo que significa esta batalla: es la victoria del pequeño frente al grande, del desvalido frente al poderoso, un recuerdo de que aunque tengamos todo en nuestra contra, siempre habrá posibilidades de salir triunfante. Pero, ¿fue una batalla real? Es posible, sí, pero no tal y como es narrada en la Biblia, la cual envuelve el suceso en milagros y ciertas fantasías.